martes, 30 de enero de 2007

"...ni la ironía de la irónica íronía..."

Quiero traerles a este espacio, un ensayo que hice para Taller de expresión I. Le doy lugar aquí porque como justamente estoy –por estos días- estudiando esa materia y como es producto de una situación paradojal, me es gracioso y absurdo a la vez. Porque con este ensayo logre mi segundo gran “te felicito” y un “sacale una fotocopia”. Y en parte porque me obligo a dedicárselo a esta misma profesora que meses posteriores –sin ninguna consideración- me diría “tenes graves problemas de escritura”. No obstante, como –consejo barato- en la vida no todos son hechos malos, un día me tope con un entrañable –y joven- profesor que me dio….sabias palabras: “…van a criticarte siempre sin saber desde que lugar hiciste ese trabajo, por eso sigan, sigan y hagan siempre, chicos…” (cfr. F. A.). Es por eso que le agradezco tanto por sus sabias palabras, consejos y fundamentalmente por dejarnos compartir un poquito de su filosofía de vida. ¡Muchas gracias, Don bigotito!...(chicas ¿ustedes también le agradecen…no?) Porque sabemos que sin Comunicación no hay Expresión.
El escritor de ficciones debe comprender que no se puede provocar
compasión con compasión, emoción con emoción, pensamientos
con el pensamiento. Debe transmitir todas esas cosas, sí, pero provistas de un cuerpo; el escritor debe
crear un mundo con peso y espacialidad.

(Flannery O` Connor, Cómo se escribe un cuento)


¿Narrar?
Mi propósito al escribir este ensayo no es enseñar una fórmula o los pasos a seguir para narrar, sino transmitir mi experiencia sobre la narración y que eso sea productivo para aquel que nunca se ha sumergido por estas aguas.
Para abrir el texto decidí colocar un epígrafe de Flannery O` Connor ya que sintetiza lo que es para mi el acto de narrar –obviamente, ¡esto no quiere decir que sepa hacerlo correctamente!-. Por lo tanto considero que cuando un escritor relata una historia, debe tener en cuenta que al lector es necesario armarle un mundo lo más amueblado posible. Es decir, no basta con comunicar sensaciones, sentimientos para que el destinatario los sienta como yo sino que hay que darle un rodeo, buscar una técnica que logre ese efecto de sentido. Esto es similar a cuando una persona cuenta un chiste fabuloso pero que lo hace sin gracia, el resultado es negativo, su efecto es nulo.
Sin embargo, si miro el recorrido que hice al cursar esta materia, veo que mi enfoque acerca de la narración ha cambiado. El camino fue largo, muchas piedras tuve que esquivar pero de algunos conceptos fundamentales pude apropiarme gracias a la formulita “prueba - error”. Quiero decir que al principio de la cursada el concepto que tenía sobre escribir textos era limitado y erróneo, mi imaginación caía en el lugar común de que narrar consistía en una concatenación de hechos ordenados cronológicamente y que principalmente debía decir absolutamente todo (por señalarlo de otra manera, creía que era construir cuentos, solo cuentos). Por lo tanto esta roca puesta en mi camino (el decir mucho y no mostrar) la intento mejorar a causa de leer y experimentar la explicación de Flannery O`Connor: “…en la escritura de ficción, el trabajo no consiste en decir cosas sino en mostrarlas…”
Hoy sé que ésta afirmación me sirve para mis escritos porque fue el primer obstáculo a atravesar para hacer la autobiografía. Si bien me resultó un poco más amena ya que trabajé con datos e
información que conocía, con lo cual significaba partir de una cierta ventaja con respecto a trabajos posteriores. No obstante no fue tan fácil construir una imagen mía, es decir armar con datos –que había seleccionado en detalle- una representación reducida de mí. Dicho de otro modo, pretender manifestarle a los demás una faceta positiva mía fundada en palabras. Pese a esto, inmediatamente pude encontrar un eje y logré un intento de “construcción narrativa” pero con pocos recursos utilizados. Acto seguido, me sugirieron que rehaga el texto. Teniendo en cuenta que no entendía que me querían indicar con eso, creo que fue atinado que la reescritura no haya sido en el momento (como en la secundaria que rescribir se suponía que era cambiarle las palabras
por sinónimos o eliminar un párrafo). Esto de esperar a que a medida que iba avanzando con la practica se obtenían más herramientas para pensar el texto nuevamente (hoy comprendo que eso se llama rescribir) fue un acierto.
Considerando que este primer trabajo iba a ser el disparador para comenzar con mi progreso en la escritura, a Taller de Expresión I le temía porque intuía que debía escribir mucho (también lo relacioné con la expresión corporal, hablar en público) y eso implicaba –por experiencias escolares- que recibiría críticas severas hacia mis producciones.
Posteriormente fue el momento de crear crónicas. Aquí la labor fue ardua y bastante compleja (el hecho de estar en grupo representaba un difícil trabajo de organización) pero la motivación la tenía por el lado del tema elegido: sobre la revista “Hecho en Buenos Aires”, el motivo de la elección del mismo fue los lazos solidarios débiles pero aún de pie en nuestro país, algo verdaderamente noble. Pero las ganas no fueron suficientes (además de tener problemas con describir lugares, situaciones y personajes. Otro concepto que tengo muy presente es detallar –cualquier cosa- como si nuestra vista fuera una cámara que está filmando). Como dice Córtazar: “En la literatura no bastan las buenas intenciones, para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario el oficio de escritor que consiste en lograr ese clima propio de todo gran cuento”. Como producto de esto hubo que rehacerla y re- rehacerla.
Luego tuve que hacer la crónica urbana (hecha de a dos) y el mismo error se me presentó: las descripciones, aunque el texto en su conjunto estaba mejor logrado, pude subir un escalón más respecto a la producción anterior. Algo importante para destacar es que siempre que deliberaba sobre el embrión de una narración (encontrarlo lleva su tiempo) fue que lo hice a conciencia y con ganas –verosímiles- de elegirlo, me comprometía con él, me esforzaba ya que el núcleo lo merecía, a pesar de no obtener los resultados esperados. Por ende ambos escritos tuvieron el mismo problema: la omisión de cosas y malas descripciones. Ernest Hemingway señala que cuando un escritor omite cosas que no conoce, aparecen como agujeros en su escritura.
Como conclusión de haber realizado ambas crónica puedo expresar que en la segunda crónica (“Argentina es mundial”, ahí exponía como funcionaban los hospitales públicos durante un mundial y el tema de fondo era la crisis a nivel salud de nuestro país) la mano de “posibles escritores” comenzaba a afinarse.
Sin dudas, el momento clave fue el parcial domiciliario acerca de un análisis narratológico de un cuento. Esto me aterrorizaba. Mi pequeña dosis de tranquilidad vino cuando me dijeron que entre esas narraciones había
una de Rodolfo Walsh. De todas maneras esta noticia me generó una dualidad ya que tenía miedo de no poder cumplir con lo pedido y más aún con un cuento de Walsh.
Insisto con la figura de Rodolfo Walsh porque este genial periodista hizo reconfigurar mi cabeza al leer sus novelas de no ficción (allá por quinto año de la secundaria) como ser, Operación Masacre, ¿Quién mato a Rosendo? o sus exquisitos cuentos. Considerando que la mayoría de los libros que leía (antes de comenzar el primer cuatrimestre) estaban signados por un mismo eje: historia argentina –en especial los anos 70-, Walsh es un referente y marcó un cambio radical en mi inteligibilidad. “Nota al pie” me resultó brillante, no tuve grandes
dificultades para analizarlo pero eso sí, fueron muchas las veces que tuve que releerlo y llenaba la fotocopia de anotaciones, palabras claves, analizaba ambas historias…pero todo esto (es decir, la fusión entre mi fanatismo por Rodolfo Walsh y mi esfuerzo por hacer algo serio) obtuvo sus beneficios, conseguí aprobar el parcial.
Luego vino la parte más agradable del programa, escribir consignas para componer cuentos. Me sentí más cómoda tratando de hacer un texto coherente y atractivo. Esto sumando a leer los consejos de grandes escritores. Debo reconocer que al principio no los podía poner en práctica me era difícil, es decir no tuvieron éxito, no se articulaban con mi historia –o mejor dicho yo no sabía como integrarlos-. Pero seguí insistiendo. Aunque Flannery O` Connor dice: “…la capacidad de crear vida con palabras es un especialmente un don. Si uno la posee desde el vamos, podría desarrollarlo; pero si uno carece de él que se dedique a otra cosa”.
Cuando comencé el ensayo dije que este no iba a ser útil como manual de “como narrar” sino que aspiraba ser un reflejo de mi relación con la narración. Por consiguiente, sé que hacer esta materia me dio un gran aporte. Hoy puedo -al mismo tiempo de leer más libros- tomar uno y no quedarme con esa primera lectura ingenua, puedo ir más allá. También noto que mi lenguaje se vuelve más complejo –si lo comparo con años anteriores- y a su vez mi pensamiento. Estoy atenta a toda la antesala de la elaboración de un texto (como ser recursos, descripciones…puedo detenerme y preguntarme ¿Por qué este autor utiliza esto?).
Si me preguntaran –en este punto de la materia en donde estoy ubicada hoy- que es narrar, diría que es un arte que consiste en contar hechos pero que implica más, que existe un plus: estar atentos a los detalles, a los sentidos, a ver una cosa insignificante o naturalizada ante los ojos de otro pero que es un gran descubrimiento para mis ojos, implica práctica (ensayo – error), frustraciones y –pocas en mi caso- grandes alegrías, implica un proceso de aprendizaje –como adquirir una nueva vida- que no se agota con una materia anual, consiste en ser como un detective, rastrear, implica ponerse en la piel de un forastero (extrañarse todo el tiempo)…después viene la estructura de la narración (descripción de un lugar, personajes, tensión) Entonces lo que me apasiona de poder escribir es expresar lo que veo, siento, poder comunicarme mediante las palabras, dejar una connotación al tema elegido, pretender superar lo llano del nivel de contenido. Armar un mundo y poder compartirlo con otros, un mundo que ayude o –al menos haga el intento- de poder entender la confusa realidad. Adhiero fervientemente a eso de que narrar es un arte, más que un método frío.
Por lo vivido en estos meses, puedo dar una definición de narrar: es contar hechos de un modo que resulte atractivo pero no como la antigua retórica sino que sea útil como modificadora o reveladora de temas explícitos o simbólicos.
Por lo tanto, ingresar al mundo de la narración es alucinante pero para el principiante es como una gran montaña a la que es trabajoso (lleva mucho tiempo, esfuerzo y paciencia) escalarla. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes que pueda tener, yo elijo seguir escalando en este mundo de la narración.

Destacado de la semana: Muchas personas a las que debo decirles algo

Charly: te extrañamos pero la vida sin vos se puede, lo vivimos con Nani eso. Y podemos existir sin vos. Pero te queremos, pibito!!

Nani: Marisol me pide que le aflojes un poquito porque sino tu amiga se nos va...es posible la muerte por sobre afrecho...y no olvides que siempre se llega!

Agus: Te extraño una banda y lo sabes. Pero vos te olvidaste facil de mi...igual la tía mary va a estar siempre!

LU: Te adoro...no puedo pensar en estar enojada con vos, flaca!...esta todo bien...eso sí compartiremos pensamiento...siempre y cuando vos lo toleres!. Te quiero!.

Jesi: Te adoro...¡Feliz cumple!...sos mi bomba, acordate de eso!!

Y para todos los que no nombre -porque me olvido- los quiero a todos...saludos bolches...

Un No olvidar para: los 600 víctimas de la triple A, Jose Luis Cabezas, Julio Lopez y los tantos otros casos ocurridos por la mafia politica, policial y eso que se dice llamar "militar". Es importante mantenerlo presente y que no quede como algo natural.



miércoles, 17 de enero de 2007

El primer nivel bajo los pies de Laura Fidalgo

A pesar de las palabras escritas en la introducción de mi blog, que indican que fui clara en cuanto a que los artículos publicados iban a tener un mismo eje, “la realidad social” (decido colocar comillas porque puede llevar a discusión –desde un perspectiva comunicacional- hablar de realidad social, pero en este caso entiéndanla como los temas cotidianos, la escenografía invisible), no puedo dejar de mencionar lo sorprendente que fue ver “Bailando por un voto” y la cuota –magnánima- de profesionalidad de Laura Fidalgo.
Por ende, me es necesario hacer esta excepción, dedicar un artículo a esta obra y –por qué no- hacer un pequeño homenaje a aquellos años de mi vida en donde proyectaba ser periodista de espectáculos -¡ojo!, NO de chimentos-. Como algunos resabios quedan de ese pasado… desde este lugar, mi pequeñísimo aporte de reconocimiento a esta obra y fundamentalmente a Laura Fidalgo. Pero insisto, en este espacio no pensaba publicar artículos de espectáculos, sino otros temas, pero la espectacularidad de ese show amerita un lugar en mi blog.


LAURA FIDALGO, lo mejor de la temporada teatral marplatense

…lejos, lejos…Mi estadía en “La feliz” (vale aclarar, es una ciudad que amo), hizo que recorriera –como es habitual cada verano- cuanta marquesina se ubicara frente a mis ojos. Ergo, presencie obras de diverso género, quiero decir, ví espectáculos para todos los públicos. Desde lo más burdo, pasando por lo básico, hasta encontrar “EL” verdadero show (¡lamentablemente lo localice un día antes de regresar a Capital Federal!)
Durante este recorrido pude analizar los rasgos retóricos, temáticos y enunciativos de cada función (chiste interno entendido solo por los que cursaron conmigo Semiótica I), en algunos casos estos rasgos eran invisibles o extremadamente pobres (únicamente comparable al estudio del programa “Palermo Hollywood”) y en otros inmaculados. Pero eso sí, coincido en que el enunciatario construido por los espectáculos de revista, tienen un denominador común: persona que disfruta de su vacación y busca divertirse fácilmente. Sin embargo, los niveles son distintos a la hora de examinar cada trabajo.
En esos diez días que estuve en Mar del Plata, las carteleras teatrales no me ofrecían demasiados sobresaltos, muchas de ellas eran más de lo mismo, quiero decir, repetían fórmulas, chistes gastados de años anteriores, cuadros musicales ya vistos e imitaciones que –a esta altura- no causan gracia ya que recurren al golpe bajo y a lo chabacano. Por lo tanto, al comprar las entradas para ver “Bailando por un voto”, creí que otra vez me quedaría con la sensación de que “algo faltó”, pero obviamente no fue así.
Esta obra la encabeza: Nito Artaza, Moria Casán (saben que no es de mi agrado pero debo nombrarla porque integra el espectáculo), el genial artista Hugo Varela, Martín Bosi, Flavio Mendoza, bailarines y bailarinas y ella, la grandilocuente Laura Fidalgo. Aclaro que a partir de ahora comienza la etapa de objetividad subjetiva (les recuerdo que la objetividad pura NO existe, sino que hablamos de objetividad relativa). Debo reconocer que la obra de Nito Artaza me sorprendió, es decir, soy muy exigente como público, no me engancho fácilmente, no me río de cualquier cosa, me gusta la calidad, la delicadeza, el buen show, aquello que se nota que ha sido pensado, trabajado, ya que por algo los elijo y pago una entrada.
Pero la distinción de “Bailando por un voto” es Laura Fidalgo, creo que mi admiración radica en su destreza, en el brillo que desparrama e ilumina a las primeras filas, pero va más allá de eso, logró transmitirme su energía, contagiarme con su “garra”, su impoluta técnica, su luz que hizo emocionarme –y repito, nunca me paso esto con ninguna obra- . La profesionalidad de Laura es indiscutible, además de reflejar en cada saludo o foto –a la salida del teatro- su humildad y su capacidad para entender las reglas del juego, es decir, es una mina de barrio que sabe que con el público se llega al éxito, agradece todo el tiempo y se nota que no finge al hacerlo, es una verdadera estrella.
Me transmitió, todo lo que esperaba hallar en un escenario, lo que buscaba lo conseguí, simplificado en ella. Fue muy fuerte lo que sentí esa noche, -y no suelo decir tan fácilmente algo así- Laura Fidalgo es grosa, se nota su “garra” sobre las tablas, su esfuerzo, su profesionalismo. Que puedo decir de su baile perfecto, de su ángel, sus gritos al danzar –que cristalizan las “pilas” que le pone a lo que hace-. Es la primera vez -en seis años que vengo viendo espectáculos en Mar del Plata- que me tope con alguien que sabe lo que hace sobre un escenario y que se muestra segura y orgullosa de su trabajo. Porque es eso lo que busco al pagar una entrada, es decir, la entrega –como si fuera la última función- de cada artista, sin importar si hacen dos o más shows por noche, que se maximice el sudor por el esfuerzo de la labor, la sangre que mueve a un artista, los gritos, la pasión, la excelencia, y obviamente, la amabilidad y el agradecimiento con la gente, eso es Laura Fidalgo.
Sin dudas, otro momento emotivo de la noche de ese 13 de enero (función de las 23.30hs), fue cuando al finalizar “Bailando por un voto”, cada integrante saluda a los espectadores y ahí pude darle la mano – una situación fortísima- porque me miró con sus ojos agradecidos y emocionados por la ovación que le brindaba. Inolvidable. Reitero, no se explicar que es lo que me paso esa noche pero fue increíble y eso lo logró Laura Fidalgo. Es como si mis ojos hubiesen hecho un gran hallazgo, quiero decir, estaba harta de ver señoritas voluptuosas, con poco argumento –por lo general guionadas para decir chistes fáciles-, Laura bautizó a mis ojos con todo su resplandor, es impresionante y barre con todos y con todas.
En Febrero voy a volver a verlos, porque sin dudas, recomiendo “Bailando por un voto” (Teatro Atlas, Mar del Plata), es excelente desde donde se mire a la obra, vestuario, escenografía, luces, baile…pero la figura del verano es Laura (y no me refiero a una figurita de tres meses). Un consejo productivo: para las chicas que forman parte de las marquesinas que decoran la ciudad, vean como baila Laura, aprendan un poco de esta chica que hace un show digno de Nito Artaza.
Otro reconocimiento y respeto a Hugo Varela, es un artista con todas las letras, su diversión es ingeniosa, sofisticada y delicada. Sabe pararse sobre el escenario y asegura risas continuas las dos horas de función, además de la ovación de pie.
Por eso, si pasan por Mar del Plata no se olviden de pasar a ver este espectáculo.
Y a Laura – porque esa noche era impresionante la cantidad de gente que te esperaba fuera del teatro-te digo:
“Tu talento es supremo y no tenés competencia en Mar del Plata, no hay quien pueda hacerte sombra”.
Este artículo le fue dedicado porque logro sorprenderme y emocionarme –en mi caso estaba en segunda fila, pero lo mismo transmitió a la gente de la fila 30- y eso en mí es mucho trabajo por hacer. ¡Vamos, Laura!, desde esa noche tenes todo mi aguante.
Y vuelvan a guionar el: “Ah, me olvidaba, un besito a Gerardito”…¡esa frase no puede faltar!