El disparador de este texto fue un artículo de otro blog (www.noscuestacreer.blogspot.com), y mi idea es hacer una continuación de ese tema, titulado “A veces”.
Desde que lo leí me da vueltas en la cabeza un punto: la injusticia. Pero me refiero a ver esas situaciones tremendas, observarlas, detenerme a analizarlas y luego irme, sabiendo que todo sigue naturalizado, que no nos resulta extraño e intolerable nada, a no ser, como siempre digo que nos toquen el…(¿)bolsillo(?) Y pregunto porque tanta anestesia, no puede ser que nada nos motive a hacer algo para cambiar las condiciones sociales de existencia. Entonces, adhiero a lo que Eli (la autora del artículo que tome como referencia) dice, para qué me sirve darme cuenta y encarnizarme con esos hechos dolorosos si solo soy una mera espectadora. No hago nada para cambiarlo, me duele, me lastima eso, me da vueltas en la cabeza, sigue y sigue pero no hiere al extremo de producirme acciones para cambiar estas desigualdades. Entonces uno sufre, pero se queda con ese dolor, no lo transforma, y eso es lo mismo –en mi caso- que nada. Por lo tanto, la pregunta cae en buscar el por qué no hacemos nada, por qué no paramos el país ante casos de mierda, como ver gente sin casa, pibes yugando, aumento de villas o asentamientos, es decir, casos que son residuos de enfermedades pasadas (entiéndase gobiernos anteriores) que nos encuentra en la apolítica más absoluta. Hecho que hace que cada uno cuide (permítanme expresarlo así) su culo. Que caminemos por la calle rodeados de gente pero al mismo tiempo solos, ensimismados, cada uno con sus tecnologías –como si fueran trofeos, para ver cual es el mejor- y lo importante es no mirar, o mirar pero sin hacerlo.
Es, sin dudas, una dicotomía porque veo esas situaciones y me desestabilizan, me quiebran pero al mismo tiempo mi cuerpo parece hecho de cemento, no hago nada, quiero hacer y no puedo o me pregunto qué hacer, cómo ayudarlos porque no pasa por hacer un neto asistencialismo –para dejar mi conciencia en paz- ni un limosneo sino que quiero un cambio de base, un cambio estructural.
No soporto ver como algunos están tan mal, son manoseados, son insultados, estigmatizados y encima castigados con lo peor: la indiferencia. ¿Por qué esas personas tiene que vivir así y yo no?, ¿por qué tengo que soportar que los traten de chorros, de ser lo peor de la sociedad?, ¿por qué cuando los defiendo soy tildada de loca o de zurda? Sin embargo, lo que me preocupa es que “ellos”, los dueños de la pelota y –por ende- del juego, tiene una lógica su accionar (es necesario para este sistema que haya un grupo para pisotear) pero y qué decir de los que solo juegan –la bendita clase media o mi ya odiada burguesía- que dentro de este violento engranaje solo son una pieza, o sea, son algo más, pero por qué ese deseo de querer zafar a pesar de cualquier costo y sin importar los medios.
Simplemente es ¿qué pasa?, por qué se antepone el yo en vez de pensar en un todo, en una sociedad que se mueve a través de acciones compartidas por los sujetos, por qué lo más importante gira en torno a pavadas, a consumismos, a estupideces inventadas, a necesidades que no son, a productos, o por qué todo se funda en las reglas del mercado. Si bien es cierto que Marx lo definió en sus escritos, en el sistema capitalista las personas pasan a ser mercancías, tienen valor (especialmente su fuerza de trabajo), son cosas, se pueden trocar por otras, pero eso no lo soporto, porque detrás de cada maniobra (y con este concepto me refiero a no saber bien qué hacer) política, detrás de cada decisión tomada por los señores “políticos”, sus resultados repercuten en un sector, caen sus efectos en las personas más dóciles, los fríamente llamados (en términos económicos) “pobres” y los “indigentes” que suenan a simples categorías para poner una línea entre la canasta básica y la canasta básica total.
Sin dudas, esta es la argentina que duele, insisto con el por qué, no entiendo –menos comprendo- cómo damos prioridad a cosas sumamente superfluas y a otras no que son básicas para vivir en igualdad. Es increíble, no entiendo…alguna vez una persona me dijo que darme cuenta de estas cosas y sentirme miserable ante esto ya era un punto, pero no puedo quedarme con eso, porque puedo estar unas horas viendo estas vidas, escucharlos, sentir que puedo revertir sus pesares, pero cuando digo: “Chau”, yo vuelvo a mi casa y ellos siguen allí, quizás esperanzados de que alguien se paro salió de esa burbuja que fabrica el capitalismo para cada uno y pudo ver que otras realidades están latentes y obviamente chocan con nuestro mundo armado, por ende, queremos pasar rápido ese pozo y seguir nuestra vida.
¿Por qué tiene que ser una utopía que todos seamos iguales, que nadie tenga más que otro, que vivamos en condiciones dignas?, ¡claro!, obvie un detalle, estamos en este mugroso sistema, y esa pregunta en este contexto, sí es una utopía.
Me duele, no puedo evitarlo, pero piensen esto: pibes que ya son obligados a tener una vida que ellos no eligieron, pibes cagados de hambre, sin acceso a la educación o si la tienen es solo para ir a comer, funciona como comedor….¡la escuela!, insisto, pibes desde chicos con los pies sobre el barro, imaginando como sería su niñez, como sería ir a una escuela, porque trabajan de pendejos en la calle, manguean…ahora yo les preguntaría a esos tipos que se sientan en sus lujosos escritorios a planificar las políticas sociales del país, en qué piensan, bajan a la realidad sus propuestas, recorren las zonas mas urgentes del país…en otras palabras, ¿qué carajo hacen, viejo?
Pienso que estos tipos nunca miraron a los ojos a alguno de estos chicos, porque si lo hicieran no resistirían frente a un pibe que llora porque tiene hambre. ¡No pueden ser tan hijos de putas!
La impotencia es total, es querer cambiar, pero nadie apoya esto, solo una minoría y es imposible hacerlo así. No digo que todo esta acabado pero los que entienden a donde quiero ir, el camino está por otro lado, se necesita, no puedo seguir viendo estas injusticias. Es necesaria otra vuelta de tuerca, hay qué arrasar con esta situación altamente desigual, hay que transformar el dolor en algo productivo, cambiar la idiotez por la inteligencia, empezar a atacar al monstruo gigante que quiere adueñarse de nuestras mentes, quiere homogeneizar las ideologías, y vendernos las berretas, las falsas, quiere mantener vigente un pueblo dócil y reformista, a ese engendro (el modelo económico actual: capitalismo) es al que hay que presentarle batalla.
Basta de injusticia, de represión, de políticos bolaceros, de elecciones ficticias…¡Basta!, es una tortura ver como la gente que quiere cambiar las cosas, dar vuelta el reloj es asfixiada por otras fuerzas represoras, es cercenada…como dije antes, si queremos cambiar la historia hay que empezar a desestabilizar al monstruo que se cree rey en este país donde se han cortado los lazos sociales siempre para favorecer a unos poquitos que son dueños de todo. ¿Y la mayoría?, desposeída.
DESTACADO DE LA SEMANA:
Quiero agradecer a los que han dejado comentarios, me siento sumamente agraciada por el hecho que Sir. Walpok haya firmado mi blog. Se lo agradezco enormemente y como siempre su cometario es crítico, reflexivo y justo. Gracias por detenerse en este humilde blog.
También agradecer por los mails que me llegaron a modo de comentario de mi artículo anterior, y sí ahondar en el sentido común es tremendo, encontras de todo. Es terrible, es por eso que quise darle un espacio y poder pensar sobre sus usos.
También, gracias Eli por tu comentario. Y sigo recomendando el blog: www.noscuestacreer.blogspot.com que viene con una nueva incorporación, Walpok, si estaba sumamente interesante, ahora hablamos de un blog de luxe. ¡No se lo pierdan, por favor!
Ari: ¡Feliz cumple!
Y por último quiero comentarles los “ruidos” que me hizo la palabra injusticia, porque el artículo que les dije antes fue el punto de partida, pero ver distintas secuencias, quiero decir, no solo me refiero a injusticia a nivel material sino a otras cuestiones. Por ejemplo, hoy estuve en un lugar que si bien ya me es habitual ver lo que pasa allí, otra vez volví a replantearme cosas, a sentir molestias en mi interior, es un lugar donde se realizan tratamientos para chicos especiales y ver a esos pibes en condiciones físicas sumamente desfavorables, hizo que me detuviera a pensar por donde debe ir el camino hacia el cambio. Por qué en cada sitio, en cada intersticio hay personas que necesitan una mano, que son olvidadas, que son gente que sufre en silencio y cuando explota la cosa, los agresivos pasan a ser las víctimas. Y no me considero defensora de los “no escuchados”, no, solo quiero sembrar en otros estas molestias o ruidos que me hacen pensar para tratar de accionar. Solo espero que cada texto que produzco, sirva –como en otra oportunidad ya lo exprese- para reflexionar sobre lo natural de nuestra realidad. Sin más…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Creo ser franco cuando digo que Don Quijote estaría orgulloso de Marisol. Es como si Dulcinea del Tobozo decidiera pelear también contra los molinos de viento. Perdón por mi amargada visión de las cosas, por mi falta de optimismo y de esperanza pero desestabilizar el sistema es imposible. El mundo no se puede cambiar con solo unir nuestras fuerzas, otros ya lo han intentado con mejores métodos que los que podemos tener nosotros y aún así no lo han logrado.
Sin embargo, me parece importante encarar pequeños cambios, mejorías que serán pasajeras pero que traerán un cierto bienestar. Mejores condiciones laborales, redistribución equitativa de la riqueza, creación de puestos de trabajo calificado, etc. etc. pueden ayudar a mejorar la sociedad en mucho menos tiempo y con menos esfuerzo que la idea de una revolución. No estamos en los '70, y de este lado de la historia, el Capitalismo parece haber ganado todas las batallas. No quiero adherir a la postura de Fukuyama pero el capital está hoy por hoy fortalecido y en su apogeo y todo indica que seguirá gozando de buena salud por un largo tiempo más.
Aún así, no se desanimen pero, como diría Platón: Carpe Diem.
Saludos.
Publicar un comentario